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El aspartamo es un edulcorante 180 a 200 veces más dulce que el azúcar (sacarosa). Cada gramo aporta 4 kcal.
Tras la digestión, el aspartamo se descompone rápidamente en ácido aspártico, fenilalanina y metanol, que se absorben en la sangre y se utilizan en los procesos corporales normales. Los dos primeros componentes también se encuentran de forma natural en carnes, cereales y productos lácteos, y el tercero en frutas y verduras. No se acumulan en el organismo.
Se utiliza como suplemento dietético y sustituto del azúcar, en alimentos, bebidas y productos farmacéuticos.
La ingesta diaria máxima de aspartamo aceptada por la FDA es de 50 mg/Kg. (Franz 1986)
El aspartamo no se detecta en la leche materna (Sylvetsky 2015, Stegink 1979). Tras la administración de cantidades muy elevadas de aspartamo, la concentración de fenilalanina en leche materna se elevó menos del 2% de lo habitual durante las primeras 8 horas (Stegink 1979), siendo aún muy inferior a la concentración de fenilalanina que hay en los sucedáneos artificiales para lactantes.
Autores expertos consideran el cosumo de aspartamo compatible con la lactancia. (Cavagnari 2019, Nice 2000)