Última actualización: 22 de Mayo de 2019
Incompatible
No disponemos de alternativas para Sulfato de Vimblastina.
Las recomendaciones de e-lactancia las realiza el equipo de profesionales de la salud de APILAM y están basadas en publicaciones científicas recientes. Estas recomendaciones no pretenden reemplazar la relación con su médico, sino complementarla. La industria farmacéutica contraindica la lactancia, de forma equivocada y sin razones científicas, en la mayor parte de prospectos y fichas de medicamentos.
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Sulfato de Vimblastina también se conoce como Vinblastina sulfato. Esta es una lista de otros posibles nombres:
Sulfato de Vimblastina en otros idiomas o escrituras:
Sulfato de Vimblastina pertenece a la siguiente familia o grupo:
Principales marcas comerciales de diversos países que contienen Sulfato de Vimblastina en su composición:
Variable | Valor | Unidad |
---|---|---|
Biodisp. oral | 0 | % |
Peso Molecular | 909 | daltons |
Unión proteínas | 99 | % |
Vd | 27,3 | l/Kg |
pKa | 10,89 | - |
T½ | 25 | horas |
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e-lactancia es un recurso recomendado por Academy of Breastfeeding Medicine - 2021 de Estados Unidos
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Alcaloide de la Vinca, usado en el tratamiento de varios tipos de cáncer.
Se administra por vía intravenosa semanalmente.
A fecha de última actualización no encontramos datos publicados sobre su excreción en leche materna.
Aunque sus datos farmacocinéticos (elevado peso molecular, alto porcentaje de fijación a proteínas y amplio volumen de distribución) hacen poco probable el paso a leche de cantidades significativas y su baja biodisponibilidad dificultaría el paso a plasma del lactante, la mayoría de expertos desaconsejan el uso de antineoplásicos durante la lactancia por los posibles efectos nocivos para el lactante (Anderson 2016, Koren 2013, Pistilli 2013, Pentheroudakis 2010) hasta disponer de datos de seguridad de los mismos en relación con la lactancia.
Se sabe por Farmacocinética que pasadas 3 semividas de eliminación (T½) se elimina del organismo el 87,5% del fármaco; tras 4 T½ el 94%, tras 5 T½ el 96,9%, tras 6 T½ el 98.4% y tras 7 T½ el 99%. A partir de 7 T½ las concentraciones plasmáticas de fármaco en el organismo son despreciables. En general, un período de al menos cinco vidas medias puede considerarse un período de espera seguro para volver a amamantar (Anderson 2016).
Tomando como referencia el T½ publicado más largo de todos los metabolitos activos (25 horas), estos 5 T½ corresponderían a 5 días. Debido a los importantes afectos adversos, sería recomendable esperar 7 T½ que corresponderían a 7 días (Schaefer 2007). Mientras, extraer y desechar la leche del pecho regularmente.
Algunos autores recomiendan esperar hasta 10 días (10 T½) tras la última dosis para reiniciar la lactancia. (Hale 2017 p985).
La pauta de administración y la semivida de eliminación larga hacen muy difícil continuar con la lactancia mientras dura el tratamiento.
Cuando sea posible hacerlo, las detecciones en leche de cada paciente para determinar la eliminación total del fármaco serían el mejor indicador para reanudar la lactancia entre dos ciclos de quimioterapia.
La quimioterapia no afecta la producción de leche ni durante el tratamiento ni posteriormente.
Un destete abrupto puede ser psicológicamente traumático tanto para la madre como para el lactante (Pistilli 2013). Si la madre lo desea, la producción de leche puede mantenerse mediante extracción regular del pecho, pudiendo recuperar la lactancia en los periodos en que en la leche no quedan trazas significativas del fármaco (Anderson 2016) o al finalizar el tratamiento (Pistilli 2013).
Algunos quimioterápicos con efecto antibiótico pueden alterar la composición de la microbiota (conjunto de bacterias o flora bacteriana) de la leche y la concentración de alguno de sus componentes (Urbaniak 2014). Posiblemente esto ocurre de forma transitoria con recuperación posterior, sin que por ello se supongan ni se hayan publicado efectos perjudiciales en lactantes amamantados.
Las mujeres en tratamiento quimioterápico durante el embarazo tienen menores tasas de lactancia por experimentar dificultades para amamantar (Stopenski 2017), necesitando más apoyo para conseguirlo.
Dada la gran evidencia que existe sobre los beneficios de la lactancia materna para el desarrollo de los bebés y la salud de las madres, conviene evaluar el riesgo-beneficio de cualquier tratamiento materno, incluida la quimioterapia, asesorando individualmente a cada madre que desee seguir con la lactancia (Koren 2013).