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No tiene ningún fundamento, es falso que la lactancia materna cause problemas, ni al niño, ni a los ojos de la madre.
A fecha de última actualización, no hay ni un sólo artículo que relacione la miopía con la lactancia materna entre los 110.716 recogidos sobre miopía o defectos de refracción en la US National Library of Medicine. En un solo trabajo los autores opinan que los cambios oculares posibles en el embarazo pueden persistir durante la lactancia (Sharma 2006).
Así pues se trata de un mito urbano, que ocasionalmente es difundido por algunos profesionales, pero no tiene sustento científico probado.
Los niveles de prolactina son similares en personas miopes que en no miopes (Angi 1993).
Se ha encontrado asociación entre miopía y déficit de vitamina D (Yazar 2014).
Lo que sí que hay es controversia sobre la posible relación del embarazo y el parto (pero no de la lactancia) con defectos de refracción y otras patologías oculares (Neri 1985, Manges 1987, Dinn 2003, Sharma 2006, Mehdizadehkashi 2014) habiendo consenso en que, de ocurrir alguna modificación, esta desaparece pronto tras el parto (Pizzarello 2003, Ebeigbe 2012).
No hay pruebas consistentes de que el haber sido amamantado sea un factor protector para desarrollar miopía (Wu 2019, Liu 2018, Rudnicka 2008, Sham 2010, Shirzadeh 2016).
Ningún tipo de miopía contraindica la lactancia.