Última actualización: 14 de Junio de 2022
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El litio es eficaz en el tratamiento de la manía, el trastorno bipolar y la depresión unipolar recurrente. Es preciso controlar la concentración sérica, ya que el margen entre las concentración terapéutica y la tóxica es estrecho (0,5 - 1,2 mmol/L). Administración oral en dos dosis diarias.
Se excreta en leche materna en cantidad moderada (Imaz 2019, Bogen 2012, Viguera 2007, Moretti 2003, Schou 1973), que podría ser clínicamente significativa por sobrepasar con frecuencia el 10% de la dosis relativa (véase sección Farmacocinética).
Se pueden alcanzar niveles plasmáticos en el lactante hasta un 10%-60% de los terapéuticos en la madre. (Gehrmann 2021, Imaz 2021(sep y jun), Imaz 2020, Marín 2018 y 2011, Khan 2016, Frew 2015, Bogen 2012, Viguera 2007, Moretti 2003, Skausig 1977, Sykes 1976, Schou 1973, Tunnessen 1972)
La mayoría (≈80%) de los lactantes cuyas madres toman litio no presentan problemas clínicos ni de crecimiento o desarrollo neurológico, ni a corto ni a largo plazo. (Gehrmann 2021, Imaz 2021(sep y jun) y 2020, Marín 2018 y 2011, Frew 2015, Bogen 2012, Tanaka 2008, Moretti 2003, Viguera 2007, Sykes 1976)
Autores expertos consideran posible el tratamiento con litio durante la lactancia realizando periódicamente controles clínicos, de peso y analíticos (litio, TSH, función renal) a madre y lactante. (Uguz 2021 y 2016, Imaz 2020, Rybakowski 2019, Petzold 2018, Pacchiarotti 2016, Khan 2016, Sriraman 2015, Hotham 2015, Grover 2015, Larsen 2015, Rowe 2013, Bogen 2012, Davanzo 2011, Sharma 2009, Rubin 2004, WHO 2002, Iqbal 2001, Moretti 2000, Koren 1999, Austin 1998, Villeneuve 1989), lo cual no siempre va a ser posible. (Galbally 2018)
Otros autores lo desaconsejan. (Newmark 2019, Poels 2018, Hermann 2019, Even 2006, Schou 1973)
Durante la primera semana, en recién nacidos o prematuros y en lactantes deshidratados o con infección, que pueden tener disminuidos los mecanismos de eliminación del litio, se han descrito signos de toxicidad por litio tomado con la leche materna: cianosis, letárgia, hipotonía o aumento leve y transitorio de TSH. (Marín 2011, Viguera 2007, Tunnessen 1972)
Amamantar tomando litio tiene menos riesgo en lactantes a término sanos, con madres o familia con suficiente capacidad de vigilar la aparición de efectos adversos, control médico y con posibilidad de monitorización de niveles de litio y la función tiroidea en madre y lactante (Marín 2011, Viguera 2007, Moretti 2003). La medición de niveles de litio en lactantes debe hacerse con técnica adecuada (Tanaka 2008). Hay menos riesgo en monoterapia y si el lactante es mayor de dos meses.
Algunos autores recomiendan suspender o disminuir la administración de litio 1 a 2 días antes del inicio del parto o de la cesárea programada (Rybakowski 2019, Bogen 2012, Newport 2005) para disminuir los nivelas plasmáticos del recién nacido. Otros autores (Wesseloo 2017, Khan 2016, Bergink 2014) desaconsejan esta suspensión y recomiendan adecuar la dosis a niveles de litio adecuados. Tras el parto, conviene reducir la dosis materna un 50% o a la previa antes del embarazo (Khan 2016, Bergink 2014, Bogen 2012), en función de los controles maternos de litemia, que deben ser frecuentes durante el embarazo y en el pre y posparto inmediato. (Wesseloo 2017, Westin 2017)
Aunque se ha publicado algún caso de galactorrea por litio (Ohishi 1983), el litio no suele alterar los niveles de prolactina y en algún estudio los ha disminuido por lo que puede ser un buen protector frente a otros fármacos que tienden a aumentar los niveles de prolactina. (Pacchiarotti 2015, Lanng 1977)
Debe hacerse un manejo multidisciplinario de la madre y el bebé en colaboración con psiquiatras, obstetras, pediatras y analistas (Austin 1998). La decisión sobre el tratamiento con litio y la lactancia debe tomarla la paciente, tras una discusión colaborativa con su psiquiatra, obstetra y pediatra. (Bergink 2014, Schou 1998)
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