Tintes capilares

Los tintes capilares son productos ampliamente utilizados en todas civilizaciones y culturas ^{(Gavazzoni 2015, Patel 2013, Benaiges 2007)}. Los naturales, de menor riesgo ^{(NHS 2013)}, contienen alheña o henna, azafrán, camomila, nuez entre otros ^{(MurciaSalud 2013)}. Los sintéticos contienen anilinas y otros derivados bencénicos y metales pesados como el plomo. ^{(Benaiges 2007)}

Varias de las sustancias que entran en su composición se absorben en cantidades muy pequeñas, llegando a plasma y a leche materna. ^{(Yin 2012)}

En la última década se han retirado gran cantidad de productos que se utilizaban por considerarse tóxicos para el organismo ^{(Benaiges 2007)}, pero sigue habiendo controversia sobre su absoluta inocuidad pues, mientras numerosos autores e instituciones los consideran seguros ^{(Gavazzoni 2015, NHS 2013, OTIS 2010, Chua 2008)}, en algún trabajo se ha encontrado asociación entre su empleo durante el embarazo y la lactancia y ciertos tipos de leucemia o tumores de células germinales en la infancia. ^{(Couto 2013, Chen 2006)}

Se ha encontrado relación entre su uso regular y ciertos tipos de cáncer en las mujeres que los utilizan personalmente o como trabajadoras de peluquería ^{(Zhang 2020, Dianatinasab 2017, Takkouche 2009, Sanjosé 2020, Benavente 2005)}. Hay más riesgo de cáncer de vejiga entre las peluqueras ^{(Harling 2010)}, pero no entre las usuarias. ^{(Turati 2014)}

Durante la lactancia, se recomienda limitar su uso, cumplir las normas de seguridad de empleo que vienen en los envases, una buena ducha tras el tinte para mantener área del pecho limpia y llevar pelo corto o recogido a fin de evitar la absorción de compuestos potencialmente tóxicos.

Las trabajadoras de peluquería deben cumplir las normas de seguridad, uso de guantes y limitación horaria, entre otras ^{(MurciaSalud 2013, Chua 2008)}. Pueden ser genotóxicos para estas trabajadoras. ^{(Galiotte 2008)}