Última actualización: 14 de Noviembre de 2023
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Principales marcas comerciales de diversos países que contienen Haemophilus influenzae, vacunas en su composición:
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e-lactancia es un recurso recomendado por Academy of Breastfeeding Medicine - 2021 de Estados Unidos
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Las vacunas contra Haemophilus influenzae se utilizan para la inmunización activa contra las infecciones por Haemophilus influenzae tipo b (Hib): meningitis, neumonía, epiglotis, celulitis y osteoartrtis. Las vacunas contienen polisacarido capsular de HIb. La respuesta inmune mejora uniendo el polisacárido a una proteína portadora (toxoide diftérico o tetánico p.ej.), para formar una vacuna conjugada. Administración intramuscular.
Las mujeres vacunadas durante el embarazo tuvieron niveles más elevados de anticuerpos contra el HIb en calostro y leche que las no vacunadas. (Insel 1985)
En algunos estudios se ha encontrado que la lactancia materna aumenta la tasa de anticuerpos específicos tras la vacunación contra el HIb (Silfverdal 2007, Pabst 1990), pero no ha habido diferencias en otros estudios publicados. (Scheifele 1992)
Entre los lactantes vacunados contra HIb, los bebés amamantados tenían títulos de IgG más bajos que los alimentados con fórmula, pero no hubo infecciones invasivas por HIb en ninguno de los bebés del estudio. (Hawkes 2007)
Diversas sociedades médicas y autores expertos consideran seguro el uso de esta vacuna durante la lactancia. (CDC 2023 y 2011, Red Book 2021-2024 p108-9, CAV-AEP 2019, Lawrence 2016 p402, Taylor 2003, Briggs 2015, Sachs 2013, Raney 2012, Chen 2010, WHO 2002)
VACUNAS Y LACTANCIA:
(RedBook 2021-2024, CDC 2023, 2011 y 2000, Taylor 2019, Lawrence 2016 p402, Sachs 2013, Munoz 2013, Raney 2012, Perin 2012, Gall 2012, Chen 2010, Pisacane 2010, Schmidt 2004, López 2002, Pickering 1998, Pabst 1997, Hahn 1990)
Las vacunas son compatibles con la lactancia, tanto las que son microorganismos vivos atenuados, como muertos, inactivados o formadas por partes o toxoides de los mismos o generados por teconología recombinante.
No pasan a la leche, salvo la de la rubeola, que no suele infectar al lactante o hacerlo de forma leve, y no ocasionan problemas en los lactantes, salvo la de la fiebre amarilla en menores de 6 meses.
La lactancia materna puede mejorar la respuesta de anticuerpos de las vacunas y provocar menos efectos secundarios como fiebre o anorexia.
El postparto inmediato es el mejor momento para vacunar contra sarampión-rubeola-paperas y varicela en mujeres que no estuviesen inmunizadas.
Las mujeres que amamantan pueden y deben ser protegidas con las vacunas recomendadas como los demás adultos.
Los lactantes amamantados deben ser inmunizados según el calendario vacunal conrrespondiente.